Nuestra parroquia nace de una iniciativa de los padres Jesuitas, quienes desde sus inicios la han llevado adelante con energía y dedicación, enseñando con la palabra y el ejemplo. Su vasta labor en casi 70 años ha puesto el acento en la formación de la comunidad, en la vida sacramental y en la realización de una obra social y educativa que enseña cómo se practica la solidaridad.
Desde que a partir de 1940 se empezó a poblar el barrio de Armendáriz, en el que quedaba enclavado el Noviciado de San Estanislao de Kostka de la Compañía de Jesús, se sintió la necesidad de construir un Templo para esta nueva circunscripción que carecía de Iglesia en unas veinte cuadras a la redonda.
Los sacerdotes del Noviciado atendían una pequeña capilla, cada día más insuficiente dada la afluencia de los fieles.
El proyecto del nuevo templo empezó a cristalizarse poco a poco. En el año 1944 se eligió el terreno. En 1950 se encargó a la firma Payet la delineación de los planos. La dirección de la obra fue encomendada al P. Martín Urrutia, S.J, residente en el noviciado y director de la Liga de Vocaciones a la Compañía de Jesús.
Ultimados todos los pormenores se colocó la primera piedra el 24 de diciembre de 1950, último día del Año Santo. El 29 de julio de 1953 el Reverendo Padre Provincial Carlos Gómez Martinho, S.J. celebró la primera misa en el aún no cubierto presbiterio.
La primera misa solemne y pública se celebró en la Navidad de 1953 en el recinto de la nave central.
La Virgen se trasladó solemnemente el 12 de octubre de 1961 desde la Iglesia de San Pedro, donde había permanecido siete años. La imagen de la Virgen fue encargada por el Padre Urrutia al artista portugués José Ferreira Thedim, quien había tallado la imagen de Portugal, inspirándose en las indicaciones de Sor Lucía, la vidente de Fátima. Por eso la Virgen aparece con las manos separadas y abiertas, como invitándonos a ella.
Las circunstancias de estar erigido el nuevo Templo de Nuestra Señora de Fátima junto al Noviciado de San Estanislao influyó para que desde su construcción tuviese un sentido vocacional. Así, se quiso que todos los elementos de decoración concurriesen armónicamente al mismo fin.
Está representada la escena del evangelio cuando Jesús hizo la invitación a un joven “si quieres ser perfecto vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, ven y sígueme”.
Seis de los vitrales representan también escenas vocacionales del Evangelio: Jesús entre los doctores, la pesca milagrosa, la vocación de los apóstoles, las figuras de los dos grandes misioneros de la Iglesia San Pablo y San Francisco Javier.
Están representadas también escenas bíblicas de los siete sacramentos como actividades sacerdotales por excelencia. Allí vemos también a San Ignacio en Manresa escribiendo los Ejercicios Espirituales, fragua de apóstoles y a la Virgen, Reina de la Compañía.
Cómo no mencionar y, es para mí un recuerdo de gratitud espiritual, a la Señora Leonor de Avendaño que en su abnegada entrega se puso a trabajar para ayudar con un granito de arena, como solía decir, a lo que significaba la construcción de un hermoso Templo. Desde luego que sus armas de trabajo no fueron ladrillos, ni fierro, ni cemento, sino algo muy fino y delicado: la preparación de dulces. Para esto reunió a sus amigas y desde ese momento ejerció un liderazgo en todo el barrio porque lo que decía y hacía la Sra. Leonor se respetaba, reconociendo el ejemplo que nos daba.
Se instaló un quiosco en el Parque Salazar, atendido por estas señoras. El resultado fue la bendición de la Santísima Virgen porque no solo la feligresía, sino gente de todos lados acudían a comprar los ricos dulces.
También hay otra persona que destaca en la historia de nuestro templo: la Sra. Olga Espantoso de Fontcuberta, a quien me han unido sentimientos de profunda espiritualidad ignaciana, pues al morir, no teniendo hijos, “todo su haber y su poseer” lo dejó a la Compañía de Jesús.
Confieso que, dada su generosidad y entrega, ese acto de desprendimiento no me asombró, pero sí se quedó grabado en mí todo lo que le vi hacer tan profundamente, con un desinterés y desprendimiento propio de un don de Dios muy hermoso.
Finalmente, volvemos la mirada al P. Martín Urrutia S.J. para agradecerle por todo lo que en vida hizo y en su larga enfermedad pudimos contemplar en él: el rostro de un Cristo doliente.
Victoria López de Castilla de Crespo
Octubre 2014
- El P. José María Izuzquiza inició la escuela parroquial el 7 de julio de 1965, siendo su primera directora Carmen Aza, inagotable educadora.
- Ese mismo año inicia sus actividades la Legión de María.
- Durante la gestión del P. José Luis P. Maldonado se creó e impulsó la Cooperativa de Crédito Nuestra Señora de Fátima.
- Correspondió al P. José Antonio Eguilior construir el atrio y el primer salón parroquial.
- Con él se inició el tradicional almuerzo parroquial, así como la librería y el ropero parroquial.
- El padre Eguilior se ocupó preferentemente del recordado Club Patrullero Gonzáles, que con el tiempo se convirtió en el anexo parroquial de Porta.
- Con el P. Alfredo Noriega nacieron los comentadores de la misa, el Boletín Parroquial, el club juvenil, el programa de vacaciones útiles y las Comunidades de Vida Cristiana (CVX).
- Notable fue la transformación del salón parroquial en posta médica luego del fatídico terremoto del 31 de mayo de 1970, dando una hermosa manifestación de solidaridad en la que participaron numerosos laicos sirviendo a sus hermanos damnificados.
- El P. Adolfo Franco construyó las oficinas parroquiales e impulsó el deporte con la habilitación de canchas de fulbito y vóley.
- Los scouts y los grupos juveniles tuvieron una etapa estelar con reuniones semanales y trabajos de proyección social fuera de la parroquia.
- Fue en ésta época que se instaló el primer Consejo Pastoral Parroquial.
- El P. Justo González-Tarrío se abocó a la creación de la Cuna Infantil, la distribución de desayunos a los colegios de la comunidad y el decidido apoyo a nuestra parroquia hermana en Santa María de Nieva, en la selva peruana.
- El P. Miguel Angel Benito impulsó la formación religiosa y profesional de la comunidad dando vida a nuevos grupos parroquiales.
- El P. Manuel Cavanna impulsó la labor del grupo Solidaridad, instalando una cocina y propiciando una olla común. Por su lado el grupo juvenil inició una importante labor de apoyo a los reclusos, ofreciendo domingo a domingo, en la puerta del templo, los productos que estos hermanos elaboraban para contar con algunos ingresos.
- Ese mismo año se amplió el salón parroquial y se construyó, encima del mismo, seis nuevas aulas para la escuela.
- En 1991 retorna el P. Justo González-Tarrío y se entrega con entusiasmo a la noble tarea de la promoción social. Nacen así la cocina autogestionaria y el comedor, que atiende más de 200 almuerzos diarios, los consultorios médicos y dentales, atendidos desinteresadamente por profesionales comprometidos con su fe.
- Se modernizó la farmacia y se continuó la obra del ropero parroquial, se construyeron los velatorios y un nuevo local para la dirección del colegio.
- Mención aparte merece la construcción de la Capilla del Santísimo que bendijo el recordado Cardenal Augusto Vargas Alzamora el 13 de mayo de 1994.
- Desde el 20 de febrero del 2005, luego de una solemne misa de posesión oficiada por el Arzobispo de Lima, Monseñor Juan Luis Cipriani, está al frente de nuestra parroquia el P. Carlos Cardó Franco quien desde el primer día se ha abocado a la tarea de fortalecer la participación de los jóvenes en la misión evangélica de nuestra iglesia.
- Ha continuado con las labores de solidaridad y ayuda a las personas más necesitadas de nuestra jurisdicción. A pesar de la pandemia se ha logrado mantener la oficina de Asesoría Legal con una Abogada y un Notario, y el Consultorio Psicológico con cinco psicoterapeutas. Asimismo, remite a los comedores populares de la Comunidad de San Egidio gran parte de la ayuda de alimentos y ropa que se recibe.
- Da apoyo también a grupos de gran utilidad a la sociedad como lo son los Narcóticos Anónimos, Alcohólicos Anónimos, Comelones Anónimos y Al-Anon. Ha ampliado el servicio prestado por Pastoral de Salud, extendiendo su asistencia ya no sólo a la visita de personas ancianas y enfermas, sino creando el Centro de Atención al Duelo, programa de ayuda a personas que viven el dolor de la pérdida de un ser querido.
- En cuanto a la labor formativa, característica de los padres jesuitas, el P. Cardó se ha entregado a la tarea de organizar cursos y talleres semestrales dictados por personas altamente capacitadas para profundizar en una amplia gama de temas de interés relacionados a nuestra fe, así como de ofrecer meditaciones y Ejercicios Espirituales de San Ignacio dos veces al año.
- Durante estos años ha remodelado las aulas de reuniones y los velatorios, llevando también a cabo la construcción del nuevo columbario y una sala de proyecciones y conferencias.